sábado, 20 de diciembre de 2008

EL FUTURO DE LA FOTOGRAFÍA





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El futuro de la fotografía es increíble pero indemostrable. Así que hablaremos del presente, de dónde está hoy en día la fotografía, y para no hacerle un feo al titular del capítulo, intentaremos adivinar hacia dónde se encamina.

Basta con echar un vistazo a los últimos trabajos de la nueva ola de fotógrafos, para darse cuenta de una realidad ya plausible e irrefrenable: Hoy en día, pese a los viejos discursos y dogmas atascados, no caven las fronteras; sencillamente se han ido borrando poco a poco con el tampón de clonar del Photoshop.

A cada momento, ya sea desde una pantalla o en el corazón de una revista, asistimos perplejos a un ramillete de rostros hiperealistas, muñecos humanoides sin expresión y el rostro cromado, mundos utópicos y maravillosos, macros imposibles, que nos permiten distinguir hasta la lágrima de una mosca e incluso fusiones increíbles con las más nuevas disciplinas de lo digital.

En resumen, y como debe ser en el arte, todo vale y todo convive en este fértil y rico pasto de la fotografía contemporánea. Tal es así, que el mundo de la instantánea siempre se mueve y todos vamos en la m¡sma ola gigante. Pero ¿sabremos surfearla sin acabar revolcados en su rizo final? Sin duda.

La fotografía a gozado y gozará siempre de una característica irrefutable, se vista de lo que se vista o se desnude como se desnude, en una foto existe un filtro revelador que nos permite distinguir entre chatarra y maravilla, es una cualidad inherente a toda obra fotográfica ya sea digital o analógica, a la que muchos llaman: LA EMOCIÓN. Da igual que nos encontramos en un entorno de guerra realista en Georgia o en un mudo quimérico, fruto del artificio, como el de “Blade Runer” si la Emoción está ahí, ahí permanece para siempre.

El proceso es el siguiente: la retina registra la imagen, el cerebro chispea y el corazón devuelve la respuesta en forma de latido vibrante e inmediato. Resultado: la foto es buena. Pero si la emoción no está ahí por muchos focos, maquillaje, tratamiento ó por mucha técnica, sobriedad, estilo y purismo; el ojo, sencillamente, pasa a la siguiente página, el cerebro no chispea y el corazón no late. Así que no juzguemos las fotos por su circo o su no circo, sino por si nos hacen llorar o reír, y permitamos al fotógrafo, que mezclando lo mejor de lo antiguo con lo mejor de lo nuevo pueda quedarse sólo con lo que realmente le conmueva.